jose hernandez

"...no teniendo muy claras tachas que oponerme, mis oponentes debaten seriamente mi título recibido de loco. Toda la educación popular era nueva, y yo estaba solo como un visionario. Loco. ¿Las Islas del Tigre? Loco. ¿Las tierras de Chivilcoy? Loco. ¿El cercar las estancias? Loco. ¿El no creer en nuestros doctores y promover la reforma universitaria como lo estaba haciendo Lord Lowe en el parlamento inglés? Loco. Loco."

Domingo Faustino Sarmiento

miércoles, 15 de junio de 2016

Grupo interdisciplinario
de apoyo a la CTA
Jaime Fuchs


Sobre el derecho de los trabajadores  
no registrados a una jubilación

Los trabajadores en negro cargan con el estigma de no haber hecho sus aportes al sistema previsional y con ello se justifica que no accedan siquiera a una jubilación mínima. Lo que no se dice es que han trabajado por salarios injustificadamente más bajos, tanto que la merma de sus ingresos constituye un sacrificio social que llega a ser 5 veces superior al aporte previsional instituido para los trabajadores en blanco. Excluirlos de la remuneración jubilatoria significa la continuación de la discriminación que han sufrido en su vida activa.


A partir de setiembre próximo, se termina la jubilación con moratoria. Al dar la tétrica noticia, en marzo, el gobierno dijo que sería reemplazada por la nada durante cuatro años, tiempo durante el cual se estudiaría una nueva ley de jubilaciones de la que surgiría algún estipendio, menor en monto, en reemplazo del beneficio perdido.

Los cuatro años de sesudos estudios se acortaron súbitamente a tres meses, y la cuestión jubilatoria ha sido arrojada a la palestra junto con el perdón para la evasión fiscal, la fuga de capitales y otros posibles delitos. Allí por fin, nos enteramos que la jubilación con moratoria se convertiría en una pensión un 20% inferior a la jubilación mínima.
Es mucho lo que se está denunciando sobre los inmensos males que aguardan al sistema previsional en general y a su fondo de garantía en particular con las reformas que proyecta el gobierno, que calcula que un parlamento opositor cosmético, convalidará en esencia sus iniciativas reaccionarias.
Queremos circunscribirnos aquí a la cobertura previsional desde el punto de vista de los derechos que asisten a los trabajadores en negro, porque ese es un tema que no ha sido desarrollado o difundido como entendemos se debiera.     
El gobierno nos relevaría de mayores refutaciones cuando dijo, en boca del Director de Anses Basavilbaso, que hace un "balance muy positivo" de las moratorias, las mismas que está suprimiendo; a confesión de parte, relevo de prueba. (“Basavilbaso hizo un "balance muy positivo" de las moratorias, porque con ellas se incluyó a mucha gente que no estaba contenida en el sistema, porque no pudo aportar debido a que no tuvo un trabajo registrado o no cumplió con los años de aporte requerido”, informa La Nueva de Bahía Blanca, 8/3/2016). 
Pero sumando incoherencias, Basabilbaso buscó justificar la actitud gubernamental con un ataque sibilino a los mismos trabajadores que se priva de su jubilación; veamos cómo: “Queremos que haya una jubilación universal y que tenga una parte contributiva que premie a la gente que puso dinero en el sistema”, dijo el funcionario. “Tenemos que poner incentivos para que la gente tenga trabajo en blanco, incentivos tanto para trabajadores como empleadores”, Página 12, 12/3/2016. 
Resumamos para nuestro análisis: Basavilbaso, pretendiendo un espíritu de justicia distributiva habla de:  
1.                    “Incentivos” a los trabajadores para que trabajen en blanco; 
2.                    Premiar al trabajador “que puso dinero en el sistema”, esto es, al trabajador en blanco. Por contraposición, el trabajador en negro debe ser privado del premio, esto es, castigado con la privación de la jubilación.
  
Los trabajadores no registrados no son responsables  
de su situación de informalidad 

Basavilbaso sugirió, con la palabra “incentivo”, que el trabajador en negro estuvo y está en condiciones de trabajar en blanco, si fuera ésa su voluntad, esto es, que los trabajadores en negro son evasores.
¿Esto es cierto? ¿Sería que una parte de los trabajadores impone o acuerda de buena gana con sus empleadores la evasión previsional, porque se trata de gente ventajera que se “echa encima” los dineros que debieran aportar a la seguridad social y que la jubilación representaría un premio injustificado a su inconducta social? No. Esto es completamente falso.  
La estadística laboral señala contundentemente que los salarios de bolsillo de los trabajadores en negro han sido y son los peores de todo el mercado de trabajo; que lo que ganan y han ganado es menos que lo que percibe neto, en el bolsillo, su similar en blanco, el cual, además, tiene los beneficios de salario familiar, obra social y seguro. Dicho en otras palabras: el trabajador en blanco, luego de hacer sus aportes al sistema de seguridad social, dispone claramente, para su consumo directo, de más dinero que su igual en negro. ¿Dónde está la ventaja, el “incentivo”, para que el trabajador “elija” trabajar en negro? ¿Es acaso el trabajador en negro el sujeto a donde fueron a parar los aportes omitidos al sistema previsional?  
La estadística del Ministerio de Trabajo muestra con claridad que el trabajador en negro no es una persona que obra con libertad. Su estado de necesidad se puede medir en estas simples cifras: 
Salario Promedio  de bolsillo
                                                                       Registrado      No registrado                       Relación 
Año 2015 (3º Trimestre)                      $ 9903               $ 5701                              57,6% 
Año 2003  (3º Trimestre)                     $   884               $    491                             55,5% 

En el 2015, mientras los trabajadores en blanco promediaban un ingreso de $9903, los trabajadores en negro sólo percibían $5701. En el 2003, los salarios eran $884 y $491, respectivamente. Como se ve, la desproporción permanece en el tiempo. Los trabajadores no registrados ganarían un poco más de la mitad de lo que perciben los que están en blanco. Esta disparidad es todavía mucho mayor, según consigna el Observatorio Social de la UCA, para el cual el salario en blanco es en promedio 3,5 veces superior al salario en negro.
El duro contraste se ratifica también en el Censo del 2010, donde se detectó que mientras el 75,3% del estrato social más bajo de los trabajadores no contribuía al sistema de seguridad social, este porcentaje descendía al 28,7%  en el universo de los medio-alto. 
Pero el estado de necesidad no proviene solamente de la carencia económica. La falta de libertad real de una persona se vincula también con su nivel educativo y las estadísticas muestran que los trabajadores no registrados son los que menos educación han recibido. 
A menor educación, mayor el porcentaje de trabajadores en negro; por ejemplo, en 2015, mientras un 64,3% de los trabajadores que no terminó la escuela primaria trabaja en negro, esa proporción va descendiendo hasta el 11,3% en el caso de los trabajadores profesionales:   

% Trabajadores no registrados
según nivel de educación
Educación primaria incompleta        64,3%
Educación primaria completa           50,8%
Educación secundaria incompleta   49,4%
Educación secundaria completa      29,1%
Terciario/universitario incompleto  24,4%
Terciario/universitario completo     11,3%

La evasión es un delito de “guante blanco”. ¿Nos quiere hacer creer el macrismo que esto en la Argentina lo cometen los más pobres y los semianalfabetos? 
Salta a la vista que los trabajadores son arrastrados a trabajar en negro por una decisión unilateral de sus patrones, en la medida en que están condicionados por la necesidad económica y la limitación educativa. 
Esto todavía tiene otra confirmación: cuanto más calificado es el trabajador, esto es, cuanta más oportunidad tiene de hacerse valer como oferta laboral, menor es el porcentaje de trabajos en negro.  Así, mientras el 74,4% de los trabajadores sin calificación lo hacía en negro en el 2003, esto solamente ocurría en el 18% de los empleos de trabajadores técnicos. 

Los trabajadores no registrados aportaron socialmente  
una gruesa proporción de su salario   

Hasta aquí hemos mostrado los niveles de pobreza e indigencia que transitan los salarios en negro, así como los bajos niveles educativosde los trabajadores no registrados, factores que los condicionan en la defensa de sus derechos laborales.
Lo que queremos mostrar ahora es que los trabajadores en negro han hecho su aporte singular a la sociedad en la forma de un salario disminuido. No se trata de que ganen menos por tener una menor calificación: aparte de ser privado de los beneficios sociales de estar en blanco, el trabajador en negro no accede tampoco al derecho de “a igual trabajo igual salario”.  
La pregunta pertinente es: ¿Cuánto menos, en el promedio social, gana un trabajador en negro que un trabajador en blanco, igual a él en cuanto a su calificación?  
De las estadísticas brindadas por el Ministerio de Trabajo, surgiría que el trabajador no registrado gana un 25% menos que el trabajador en blanco de su misma categoría. (1) Sin embargo, el Observatorio Social de la UCA señala dos distorsiones importantes en las mediciones oficiales. 
1.                    La encuesta toma los salarios en blanco netos, de bolsillo. El verdadero salario en blanco, aquél sobre el que se practicarán retenciones, es superior en aproximadamente un 25% al salario neto encuestado. 
2.                    Existe una extendida subdeclaración de ingresos en blanco por parte de los encuestados, lo que surge de contrastar las declaraciones de la Encuesta Permanente de Hogares con los salarios que se consignan para la Afip.
Según esta fuente, la realidad es que, en el promedio, el salario en blanco más que triplica al salario negro; la relación es 3,5  a 1 y no 1,8 a 1 como registra el Ministerio de Trabajo. 
Si nosotros tomáramos nuestra disminución del 25% y le agregáramos la resultante de tener en cuenta el salario en blanco sujeto a descuentos, la merma salarial del trabajador en negro, respecto al de su igual categoría en blanco, se elevaría al 40%, sin contar el factor subdeclaración, 35%  según estima la UCA, en cuyo caso, conservadoramente, podríamos fijar en un 55% la rebaja salarial que el trabajador no registrado hace a su empleador respecto al salario de su igual en blanco. 
Pero hay más: el trabajador en negro pierde beneficios como el aporte patronal para su obra social que es un 6% de su sueldo y, hasta 2011 en que se estableció la asignación universal por hijo, su salario familiar, financiado por un aporte patronal que ha oscilado históricamente entre el 6% y el 9%  de su sueldo, esto es, hubo entre un 12% y un 15% de contribución patronal que el trabajador registrado percibió en forma de beneficios sociales y el trabajador en negro no. 
Llegamos así a un 70% de merma salarial que el trabajador no registrado ha sufrido y que supera en 5 veces el 11% de retención jubilatoria y 3% de aporte a PAMI hechos por el trabajador en blanco. (2)
No para ahí el sacrificio del universo de los no registrados. Debido a la dureza de sus condiciones de existencia, la esperanza de vida necesariamente es menor al de los trabajadores en blanco. Entre los no registrados, una mayor proporción de trabajadores han fallecido antes de llegar a la edad de jubilarse; además, su vida en la pasividad será en promedio más corta que la del jubilado “con aportes”. Se trata del  “ahorro” adicional póstumo que los trabajadores en negro rinden a un presupuesto previsional o a los fondos que la sociedad en general debe destinar a la manutención de la ancianidad. Perfeccionando el holocausto, ya el gobierno dejó entender que, cuando les otorgue alguna cristiana pensión “universal” a la vejez, les negará el acceso al PAMI.

Conclusiones
Es irrisorio que el gobierno encierre el universo de la jubilación en los límites burocráticos de una seguridad social pésimamente implementada, sobre todo cuando ésta ni remotamente se ha ejercido de un modo universal y el trabajo informal ha abarcado a un 40% de la población.  
El trabajo en negro no es la única anomalía que sabotea el financiamiento del sistema jubilatorio: ¿Cuánto del aporte del trabajador en blanco llega verdaderamente a destino? ¿No han sido vaciadas las cajas de jubilaciones en más de una oportunidad por el Estado? ¿El mismo fondo de garantía, hecho de aportes de los trabajadores, que sirve en lo esencial a financiar al Estado y a las empresas, no corre inminente riesgo de ser vaciado por el gobierno? ¿No han retenido sistemáticamente las empresas el dinero previsional de los trabajadores, para acogerse a moratorias que licuaron el monto a pagar? 
La jubilación no debe ser una pensión a la vejez, sino la concreción de un concepto solidario por el que todo trabajador en actividad destina una parte de su salario al trabajador en la pasividad, a los fines de que conserve el mismo nivel de vida que su similar activo, lo que se cumpliría con una efectiva vigencia del 82%  móvil. El salario, al fin y al cabo, trasciende el período de existencia laboralmente útil y debe solventar la vida entera del trabajador, no sólo en sentido biológico, sino como persona, conservando el lugar social adquirido en su vida activa.
¿Hemos llegado en la Argentina a esta elemental conquista? No, pero el gobierno, suprimiendo la jubilación con moratoria, lejos de encaminarse a su realización, marcha presuroso en sentido contrario. Reconocer una jubilación al trabajador no registrado significa apenas reparar en mínima parte toda una vida de postergaciones, y dar alguna respuesta a su sobrado derecho a un salario diferido que subvencione las necesidades de la pasividad. Su desconocimiento es el nítido agravante de la desnaturalización del sistema previsional y constituye una confiscación moral y material a los trabajadores, como clase, de una porción sustantiva de su masa salarial.   


                                                                                                                          Luis Urrutia
    
Fuentes: Ministerio de Trabajo, Boletín de Estadística Laboral – UCA, Empleo, Subempleo y Accesos a la Seguridad Social-UCA, Informe – Empleo – Desarrollo Social 

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1.         Proponemos la siguiente aproximación, a partir de los siguientes datos de la población ocupada  del año 2015: 
·                    Categoría de actividad 
·                    Salario medio por categoría 
·                    Cantidad de trabajadores no registrados por categoría 
¿Cuál sería el salario promedio no registrado, si los trabajadores en negro, a igual categoría de trabajo,  estuvieran remunerados al mismo nivel de  los trabajadores en blanco?   
Categoría           Ocupados      % no              Ocupados no        sueldo               masa salarial 
                              Totales      registrado         registrados          medio               no registrada 
                                      
profesional         970.000          12,6%              122.220            14.008              1.712.057.760 
técnica             1.846.000          15%                 276.900            10.156              2.812.196.400 
operativa         5.986.000          27,5%          1.646.150              8.051            13.253.000.000 
sin calific.         2.290.000        58,7%           1.344.230             6.007               8.074.789.610 

TOTAL                                                               3.389.500                                     25.585.200.000 

Del cociente entre la masa salarial no registrada y el número de ocupados no registrados surge el

VALOR SOCIAL MEDIO DE LA FUERZA DE TRABAJO DE LOS NO REGISTRADOS:              7.627,14 

$7.627,14 sería el salario no registrado promedio, si el trabajo en negro se pagara igual con el salario socialmente medio. 
Sin embargo, las encuestas constatan otra cosa: el salario promedio no registrado es muy inferior. 
SALARIO ENCUESTADO DE LOS NO REGISTRADOS                       5.701 
Esto permite calcular la disminución salarial de los trabajadores en negro:

DISMINUCION SALARIAL DE LOS NO REGISTRADOS RESPECTO DE LA MEDIA SOCIAL                   25,25% 
(según estadísticas del Ministerio de Trabajo) 
   
2) Puede argüirse que la calificación del trabajador en negro no se agota en la categoría que revista. Un ingeniero en blanco, en promedio, se supone mejor calificado que un ingeniero en negro y, en menor proporción, esto podría pensarse también para el caso de un técnico, puesto que estas categorías, por su nivel cultural, información, relaciones sociales, etc, tendrían mayores posibilidades de acceso a un trabajo que reconozca en la remuneración su nivel de capacitación.
Pero ¿cuáles son las diferencias remunerativas según la calificación?
En promedio, la categoría “Técnico” gana un 27% menos que un profesional; un operario gana un 21% que un técnico; un trabajador no calificado gana un 25% menos que un operario. Estas diferencias remunerativas entre categorías de trabajo palidecen ante el 70% de merma en el ingreso del trabajador en negro que verificamos dentro de una misma categoría.