jose hernandez

"...no teniendo muy claras tachas que oponerme, mis oponentes debaten seriamente mi título recibido de loco. Toda la educación popular era nueva, y yo estaba solo como un visionario. Loco. ¿Las Islas del Tigre? Loco. ¿Las tierras de Chivilcoy? Loco. ¿El cercar las estancias? Loco. ¿El no creer en nuestros doctores y promover la reforma universitaria como lo estaba haciendo Lord Lowe en el parlamento inglés? Loco. Loco."

Domingo Faustino Sarmiento

sábado, 16 de junio de 2012


¿Consumo nacional y popular?

(Reflexión a partir de una lectura de Jaime Fuchs)



Cuando nos hablan de modelo económico “basado en el mercado interno”, de “políticas keynesianas que estimulan el crecimiento por la demanda”, nos inducen a atribuir un contenido popular a esas consignas. La economía crecerá –soñamos- a partir de que “la gente”, o sea el común, tenga una mayor capacidad de consumo. ¿Pero es así? ¿De qué consumo se trata el consumo nacional? ¿Puede equipararse, siquiera por aproximación al consumo popular?¿Del consumo de quién se trata? ¿Cómo está la distribución del consumo en la Argentina?

María Antonieta
Todo el  significado revolucionario de la teoría heliocéntrica no residía en su carácter  de  novedad absoluta, porque Copérnico, en realidad, había redescubierto lo que los griegos ya sabían con Aristarco o Eratóstenes, lo de la Tierra redonda y girando alrededor del sol, que el oscurantismo había enterrado durante 1500 años.
Jaime Fuchs acaba de terminar su libro “¿El capitalismo argentino en su etapa final?”, en proyecto de publicación. Las  concepciones de la economía y la sociedad desplegadas  en este trabajo no son nuevas en la historia. Las ha sostenido el mismo Fuchs desde su juventud, y corresponden al movimiento de su militancia aquella.  Sin embargo, en el contexto de los olvidos y negaciones actuales, su lectura ejerce un efecto “copernicano", porque la acumulación de hechos de la realidad de este tiempo, que expone y ordena, difícilmente deje ileso el discurso ideológico al uso en ninguna de sus variantes predominantes, incluidas las de izquierda, o las llamadas “nacionales y populares”.
Puerto Madero
De su enorme arsenal de datos significativos, elegimos extraer, para este comentario, uno solo, cuya difusión sería capaz de conmover por sí mismo toda una credulidad social imperante.
Cuando nos hablan de modelo económico “basado en el mercado interno”, de “políticas keynesianas que estimulan el crecimiento por la demanda”, nos hacen creer en el contenido popular de esas consignas. La economía crecerá –soñamos- a partir de que “la gente”, o sea el común, tenga una mayor capacidad de consumo. ¿Pero es así? ¿De qué consumo se trata el consumo nacional? ¿Puede equipararse, siquiera por aproximación al consumo popular?¿Del consumo de quién se trata? ¿Cómo está la distribución del consumo en la Argentina?
Fuchs cita un trabajo de Tomás Raffo y Claudio Lozano, “Notas sobre la distribución del ingreso, el consumo popular y el consumo superior” (1)  del que podemos extractar el siguiente cuadro:

Patrones 61,5%; Resto de la Población 38,5% 


¿Qué conclusiones sacamos de estas cifras?
Contra lo que el sentido común puede creer, salta a la vista que la mayor parte del consumo nacional no es consumo popular, sino consumo elitista. En 2005, la pequeña fracción de los patrones consumía mucho más, 59% más, que todo el resto del país (61,5 a 38,5). 
Composición de la población:
Patrones 3,8%; No patrones 96,2%

Así como se lee y se ve: una ínfima parte de la población, 3,8%, es responsable de la mayoría del consumo. Casi la totalidad de la población, el 96,2%, recoge poco más que las migajas de la torta.
Tamaña distribución del consumo se relaciona con el consumo per cápita de los dos sectores.

¿Herencia neoliberal que el modelo “nacional y popular” está revirtiendo?
¡No! La concentración del consumo en la elite resulta más grave en 2005 (61,5%) que en 2001 (54,2%).
Pero para dar una idea de qué tipo de consumo es el de la elite, podemos estimar su consumo por grupo familiar.
Así, si suponemos que el consumo  fuera de $8.000 (en el caso de la familia promedio popular), el consumo de la familia de elite sería $323.516 por mes
(61,5/3,8) / (38,5/96,2) x $8.000= $323.516
$8.000 es el promedio de ingresos por hogar de los deciles 1 a 9 según la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC correspondiente al segundo trimestre de 2014.


Dejamos librado a la imaginación del lector qué clase de consumos excéntricos puede llegar a componer el de una familia que gasta mensualmente esa suma, para que las mayorías populares vivan en perpetuo estado de zozobra.
Sans Culottes
El panorama se agrava si tenemos en cuenta que el consumo de ese 3,8% no es uniforme. Están allí incluídos pequeños empresarios cuyos ingresos se equiparan al de muchos asalariados. Dentro de ese grupo existe una pirámide a través de la cual esa cifra no sólo aumenta sino que se multiplica. Las "necesidades" de la crema empresarial se mide en millones de pesos mensuales.
A más de toda esta miserabilidad moral, el keynesianismo proclamado resulta,  desde el punto de vista productivo otro fraude: la esquisita demanda del grupo minoritario no es la de los masivos consumos populares. Por lo tanto, se orienta a refinamientos que satisface la importación, no la producción nacional. Esto también es resaltado por Raffo y Lozano, que muestran con cifras cómo las importaciones de artículos de consumo en nada envidian a los tiempos de la convertibilidad. Y esto se relaciona con las crisis de falta de divisas que históricamente frenan la economía nacional. Dado que las trabas proteccionistas a las importaciones no afectan por definición lo que la industria nacional no produce, nuestra aristocracia continúa sin tropiezos su glamoroso consumir. Para eso no habrá restricción de divisas.  

                                                     - . -
Resumen y fuentes:

Distribución del consumo nacional
Consumo       Consumo
del Resto        Patronal
96,2%                                  3,8%
de las personas                         de las personas


% Consumo Año 2001         45,8%                                54,2%

% Consumo Año 2005         38,5%                                 61,5%